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RTVE, el deterioro de un servicio público

| 2014-11-01 18:38:45

Las últimas semanas hemos visto más evidencias de la degradación de RTVE, un servicio de radio y televisión públicos que debería ser eso, un servicio público.

Su anterior presidente dimitió, pues no logró que Economía le diese más dinero para subsistir mínimamente; pero, lamentablemente, el problema viene de largo.

Como es conocido, RTVE ha sido siempre un “cortijo” del Gobierno de turno que daba cargos a sus amistades, sin importarle en lo más mínimo sus méritos y, por otro lado, cesaba a aquellos profesionales que no eran dúctiles a sus deseos o bien, los relegaban, si no los podían despedir (a ver si se marchaban de “motu propio”, como así hicieron muchos profesionales).

Sólo fue hace poco más de una legislatura cuando se empezó a tratar de “profesionalizar” RTVE y convertirla realmente en un servicio público; pero, desafortunadamente, el nuevo Gobierno tenía planeado todo lo contrario. Y, cuáles eran sus ejemplos de supuesta buena gestión: pues, sencillamente, las televisiones madrileña o valenciana. La primera ha perdido todo el prestigio que había ganado a lo largo del tiempo y, actualmente, es un medio completamente sectario y sesgado, perdiendo prácticamente toda su audiencia y, de paso, su credibilidad. Mientras que la segunda, cerró dado su despilfarro y, cómo no, su total falta de independencia.

El actual Gobierno nos ha dado ejemplos de cómo quiere que sea la “nueva” RTVE, colocando a personas que trabajaban o gestionaban en la RTVM; como el jefe de los Servicios Informativos de la “pluralidad” y el último incorporado, su director general, que pasará a presidir RTVE, con el único objetivo de aplicarle un ERE y convertirla definitivamente en un medio gubernamental. Quien, por cierto, ya presidió la RTVE en una de las etapas de mayor manipulación informativa. Curiosamente, Economía dice que en absoluto habrá un ERE del 30%, pero no descartó que sea mayor o menor. El juego de palabras a las que nos tiene acostrumbrados este Ejecutivo.

Maldita la obsesión que tienen, el Gobierno y el coro mediático conservador, en culpar de todo a la plantilla, no a la gestión que lleva a cabo la elevadísima caterva de directivos de sueldos astronómicos. Nada de auto recriminarse las contrataciones de producciones privadas, pudiendo hacerlas RTVE con sus medios; o a la contratación de estrellas, para tener una audiencia televisiva que, como mucho, llega al tercer puesto y está en caída libre. Y, si hablamos de credibilidad, a RTVE se le agotó hace tiempo. Si alguien lo duda, que lea las denuncias públicas del Consejo de Informativos.

Las ideas que se les ocurren son de lo más variado:

  • Someter los Servicios Informativos a los dictados políticos, de manera que todas las cadenas dependan de ellos. La última en perder sus servicios informativos, Radio Exterior de España. De hecho, los rumores apuntan a que el nuevo presidente podría substituir al actual director de los mismos (acusado de parcialidad y proveniente de Telemadrid) por uno más parcial aún, de manera que pueda ejercer un poder férreo sobre estos. Y, por cierto, los medios que adelantaron el nombre del nuevo presidente, ahora citan del posible retorno como Jefe de Informativos de un condenado por manipulación. ¡Eso es de traca!

  • Cancelar las emisiones por onda corta de Radio Exterior de España; pues el año pasado cerraron el centro de emisiones de Cariari (en Costa Rica) y a mediados de este mes pasado el de Noblejas (en Toledo), por lo que sólo emiten por Internet, TDT y satélites. Con esto, dicen que se ahorrarán 1.2 millones de euros, aunque dejen huérfana a una audiencia millonaria

  • Fusionar los canales La 2 y Teledeporte, algo de lo más osado si se tiene en cuenta que a La 2 la han dejado casi abandonada y Teledeporte tiene una audiencia muy específica.

  • También se habla de que Economía quiere que se privatice La 2 o aplicar una ERE enérgico, pese a que hay un acuerdo firmado entre los trabajadores y la dirección para moderar sueldos y evitar los despidos a medio plazo ¡para alucinar!

Luego nos dirán que, como no tienen audiencia, por culpa de la plantilla, hay que cerrarla o sencillamente que siga emitiendo, ocupando frecuencias o canales, pero con una programación plana a base de refritos sin sentido o programas en directo de baja calidad, por no decir telebasura.
¿Qué hay del servicio público? ¿se ha olvidado el Gobierno de que ese servicio público que pagamos todos debe ser plural, independiente y de calidad? Pues, al modo de ver de muchos, sí se ha olvidado de ello y así nos va. Es el peor momento para una televisión pública de calidad, pues ha habido una concentración de cadenas que han rebajado la pluralidad a un duopolio, sin que los últimos Gobiernos hayan hecho nada para evitarlo. Por fortuna, en la radio hay algo más de pluralidad, pero ¿hasta cuándo?

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